Guía para cuidar la piel de bebés y niños

Los bebés y los niños de corta edad tienen varios aspectos en común. Uno de ellos es el de la necesidad de cuidar su piel con una gran dedicación por parte de los padres, dado que ellos no son capaces de hacerlo por sí solos. Además, son muchos los cambios que esta sufre a lo largo del periodo de crecimiento, habiendo de prestar la atención correspondiente.

La piel es el órgano más extenso del cuerpo y, según la persona, puede ser más o menos sensible a la acción de los elementos externos. Esta verdad, que se extiende a lo largo de toda la vida de una persona, lo es especialmente en el caso de los recién nacidos, más sensible a los cambios y a la acción exterior que el resto.

Por ello, hay que conocer desde el primer momento cómo cuidar a bebés y niños con los mejores tratamientos para la piel que ayuden a que esta se halle siempre no solo tersa y lisa, como es deseable, sino libre de cualquier problemática.

Guía para cuidar la piel de bebés y niños

Siempre protegida

Como se ha mencionado, la piel de los bebés y de los niños es especialmente sensible frente a la de otros seres humanos. Esto provoca que se tengan que extremar las precauciones en el caso de verse expuesto, por ejemplo, a la radiación solar.

La exposición al sol durante un largo periodo de tiempo es perjudicial para cualquier ser humano, pero a los bebés y niños de corta edad puede bastarles con un espacio de 15 minutos para quemarse y presentar abrasiones en la piel. Por ello, es uno de los factores que no debe descuidarse en ninguno de los casos.

Proteger a un recién nacido del sol es sencillo y bastará, en primer lugar, con una correcta protección a través de la ropa. Camiseta y pantalón de tejido fino y transpirable deberían encontrarse siempre presentes en verano, además de accesorios como un gorro de sol o visera. Añadido a esto, por supuesto, utilizar crema solar para bebés es altamente recomendable, asegurando así que ninguna de las zonas sin cubrir por la ropa queda realmente expuesta.

Una piel hidratada es una piel saludable

Cuidar la piel es una norma que se aplica en la más amplia de sus acepciones, pues el conjunto de acciones diarias repercute de manera directa sobre la misma. Más aún, como se ha especificado, si la edad es corta.

A la hora del baño, por ejemplo, será necesario hacer uso en todo caso de geles para pieles delicadas y específicamente diseñados para niños o bebés, con Ph neutro, hipoalergénico y aplicarlo siempre con una esponja suave que no produzca ninguna irritación. Es importante incidir en que los productos utilizados deben de estar pensados y etiquetados para este público, pues sus necesidades cutáneas así lo demandan.

Igualmente, otros de los utilizados y que pueden llevar componentes químicos, como las cremas, también tienen que estar marcados con el uso apto para bebés y niños. Estas pueden aplicarse antes de poner el pañal o reforzar el cuidado de una determinada zona, pero han de ser hidratantes y no disponer de nada en su composición que pueda causar un efecto secundario.

Una buena alimentación y una correcta prevención para tener la mejor piel

Al mismo tiempo que todo lo anterior, es obligado señalar la importancia de mantener una buena alimentación para que la piel del bebé o niño no se vea resentida. Esto pasa por acciones que van desde la ingesta de alimentos naturales hasta algunos específicos que contengan vitaminas C, A y B8, así como omega 3, entre otras.

Las frutas y las verduras serán grandes aliados a la hora de conseguir alcanzar unos correctos niveles de las mismas, los cuales se pueden favorecer mediante papillas u otras preparaciones que faciliten que bebés y niños de corta edad lo coman sin ningún tipo de traba por su parte.

Tan importante como lo anterior, especialmente en recién nacidos, es realizar una correcta supervisión y seguimiento de lo que se ingiere. De este modo se podrán detectar alergias o alimentos que producen ciertas reacciones en la piel del bebé, como sequedad o irritación, para suprimirlos de la dieta.

El tratamiento idóneo para la piel de bebés y niños no existe como tal, pues cada uno presenta una situación y unas particularidades diferentes. Una correcta utilización de los métodos probados, así como la observación para descubrir qué es lo que mejor funciona en cada caso dará lugar a la solución perfecta con el paso del tiempo.

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