Cincelando el imaginario de una vida plena: La poesía en la infancia

Desde Gloria Fuertes a Federico García Lorca, la poesía ha encontrado siempre un cauce para abrazar la infancia. Los poemas de iniciación para los más pequeños son un perfecto portal hacia los beneficios de la lectura. Y es que leer, más que un entretenimiento, es un camino maravilloso para empezar a construir la personalidad y la imaginación de un futuro admirador de la belleza.

La poesía: El rito iniciático de la imaginación

Dentro del vasto abanico de artes de las que dispone la humanidad, la poesía es, quizás, la que más comprensivamente nos extirpa y acerca a la esencia del ser humano. El lenguaje es capaz de labrar enteros universos mediante los que penetrar en el imposible pero cierto imaginario de cada individuo. Las palabras invocan puertas desde una exquisita sensibilidad, y una tajante precisión, que incluso pueden servir como fomento de un pensamiento ulterior al predeterminado. Un modo de cincelar la personalidad y entender mejor la historia compartida que nos hermana.

La poesía, a primera vista, puede parecer un insondable paraje de palabras complejas e intrincadas metáforas difíciles de descifrar. Pero como todo, tan sólo es cuestión de hábito. En este sentido, los poemas de iniciación para niños son una fórmula perfecta para encauzar un primer camino hacia la poesía pura. Un apetecible y sano aperitivo con el que despertar el primer gusto con el arte de la comunicación. Y, si es posible, conseguir encender el fuego de la poética a una temprana edad con el objetivo de acercar a los niños a su capacidad artística aún por florecer.

La plataforma Topfrases.net, de hecho, ofrece un completo recopilatorio de frases y poemas de iniciación para niños. Perfectos tanto para entretener la inherente pasión infantil por las historias y los cuentos, así como para absorber conocimientos sobre la naturaleza o primeros instantes de belleza y romanticismo. Desde la bondad y la simplicidad de los poemas infantiles que es el mejor puente para dirigir a los más pequeños al increíble mundo de la literatura.

Cincelando el imaginario de una vida plena: La poesía en la infancia

La lectura como salvoconducto de un mundo visual

Muy a pesar del gran avance tecnológico, informativo, cultural y humano que supuso la invención del televisor, un exceso de recepciones sólo visuales puede mermar la capacidad imaginativa de los niños. La imaginación es un bien intangible útil para la creatividad del ser humano, del mismo modo que para su aptitud resolutiva en tantos y muchos otros obstáculos vitales. E incluso para su propia virtud de expresión.

Ya corrió en su momento, en distintos medios de comunicación, la diferencia en el detalle de dibujos por niños que veían la televisión habitualmente, frente a niños que no lo hacían. Mientras que los dibujos elaborados por televidentes se presentaban como rápidos croquis, poco imaginativos y abstractos, los dibujos ausentes de inputs televisivos gozaban de un gran detalle, precisión y creatividad. Unos hechos reveladores para tener en cuenta la gran importancia de la lectura.

Leer no posee tan sólo la utilidad de comprender los mensajes del día a día. También consiste en una chispa para encender la imaginación. Cuando se lee una descripción de, por ejemplo, un bosque, las palabras ayudan a oler e incluso saborear ese bosque. De este modo, la lectura construye un espacio imaginario personalizable en cuyo entorno el lector es dueño de los detalles obviados por el escritor. La lectura aporta una parte de nosotros a una historia. Y por ello, la poesía es su mayor ritual de iniciación.

La poesía en el lecho de la infancia

Como se ha comentado, es cierto que la poesía, dada su envergadura intelectual y necesidad de bagaje lingüístico, puede crear un cierto distanciamiento. Pero sólo basta con retornar a la memoria de la infancia para recordar un constante y reiterado leitmotiv que cualquier adulto aún recuerda: las canciones infantiles. Su letra no deja de ser poesía, simple para ser recordada, pero poesía, al fin y al cabo. Es decir, ya desde el nacimiento la semilla poética forma parte de nuestras raíces.

A partir de ese momento también se desarrolla un gusto por la música, por la melodía y la musicalidad de las palabras amoldadas a la miel de la belleza. Y es que la poesía es justamente eso. La palabra hecha música sin acompañamiento musical. Incluso las tablas de multiplicar se aprenden canturreando en la escuela. Por ello, la poesía no debe ser jamás motivo de distanciamiento, sino de apertura. El portal que conduzca a una luz sin umbrales transitivos ni penumbras. Porque ésta es un espacio de claridad.

Es un hecho: las grandes mentes toman forma a partir de la infancia. Y el ingenio nunca está ausente de imaginación. Fomentar la lectura, la literatura, a través de unos simples, pero efectivos, poemas de iniciación para niños es una apuesta por un futuro brillante, sensible y capaz. Nunca es demasiado pronto para disfrutar del arte y la belleza que incuba y engendra el ser humano. Y con una rápida búsqueda en Topfrases.net, el poema perfecto para avivar la innata llama de la imaginación infantil es pan comido.

Deja un comentario