Llega el boom de los juegos educativos, ¿hemos olvidado jugar a pistoleros?

Los juguetes educativos están de moda, no hay duda. Los métodos de enseñanza-aprendizaje están avanzando hacia el aprendizaje por descubrimiento y hacia la experiencia con material físico, fruto de las teorías que conforman el Método Montessori. Este método defiende que los niños deben tener libertad para desarrollarse y aprender a su propio ritmo, facilitando un entorno estimulante y materiales que conviertan los estímulos en respuesta a sus preguntas y sus problemas.

Bajo esta teoría, los juguetes educativos Montessori son los más elegidos por los padres para el aprendizaje de sus hijos y otro tipo de juguetes están quedando en segundo plano. Hablamos de los típicos: muñecos, coches y motos, pistolas y escopetas de juguete… y concretamente estos últimos son los que más avivan el debate.

Llega el boom de los juegos educativos, ¿hemos olvidado jugar a pistoleros?

Las armas de juguete para niños, ¿violentas o un juego simbólico?

Si bien cada vez menos padres quieren entregar armas de juguete a sus niños para jugar, el papel de las pistolas de juguete podría ser positivo en el desarrollo del niño.  Los detractores de este tipo de juguetes piensan que con ellos se creará una sociedad violenta e inmoral.

Mucho más lejos de la realidad, los juegos con armas pueden ser esenciales en el aprendizaje siempre que se realicen de forma paralela a un desarrollo moral. De hecho, cuando le entregamos normalmente una pistola o metralleta de juguete a un niño no lo vemos jugando a ser un ladrón o a ser un asesino, lo normal será que se convierta en un policía o un militar. De esta forma, el niño encarnará un rol adulto lo que le permitirá aprender mediante la teoría del ‘juego simbólico’.

Los argumentos en contra de los juguetes bélicos se suelen centrar en que las armas representan todo lo que estamos tratando de evitar, que son peligrosas y que hacen daño por lo que no son los juguetes más apropiados para transmitir los valores que queremos transmitir en la sociedad.

En cambio, como indicábamos, el juego con armas si está acompañado a un desarrollo moral íntegro no tiene por qué ser negativo ni para el niño ni para la sociedad. Por supuesto, hay que controlar qué tipo de televisión está viendo y qué comportamientos adopta cuando juega con este tipo de juguetes.

Si nuestro hijo desea jugar con armas de juguete y optamos por limitárselo o prohibírselo, además de estar limitando su libertad de descubrimiento y por tanto de aprendizaje, podemos causar el efecto contrario y que el interés por este tipo de objetos crezca aún más.

 

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