Para cualquier padre, enseñar a sus hijos leer es uno de los mayores logros que deben acometer en su primera fase de aprendizaje, durante el tiempo que dure su más tierna infancia desde los 4 a los 6 años.
En primer lugar, debemos saber que, aunque los niños no empiezan realmente a leer hasta los seis años, son muchos los padres que se sienten motivados a acercarles a la lectura con anterioridad, siendo una práctica, además, muy recomendable para que vayan sintiendo el placer por los libros desde que son capaces e ir pasando sus hojas y quedarse embobados con sus dibujos.
En este articulo vamos a hablar de algunas de las estrategias más recomendadas para que los niños comiencen a interesarse por la lectura, pero debemos saber que no se trata de aplicarlas todas de golpe, sino de ir probando y evaluando cuál le va mejor a nuestros hijos, y también entender que el aprendizaje de la lectura es un proceso que lleva tiempo y que no ocurrirá de la noche a la mañana, por lo que deberemos de tener paciencia para ver resultados.
Cuando son pequeños, en torno a los cinco años, como herramientas disponibles tenemos los libros para empezar a leer, las cartillas de lectura y los cuentos, que fascinan a los niños y les motivan en su aprendizaje. Siempre buscaremos aquellas que les llamen más la atención, pues métodos hay muchos, por lo que es una buena idea buscar con ellos el material didáctico que vamos a utilizar, que sean ellos los que participen en la elección.
Cuando son un poco más mayores y ya saben leer las palabras, a partir de los 7 años, es importante centrarse en los libros para aprender a leer, pero que se basan en la comprensión lectora. Estos libros infantiles dan un paso más y profundizan en un aprendizaje mucho más significativo para que el niño pueda desarrollar las competencias necesarias para entender aquello que lee.
Estrategias para conseguir niños lectores
Estas estrategias que vamos a enumerar son muy eficientes, pero ni es necesario aplicarlas todas ni en el orden que se presentan. Tampoco quiere decir que las primeras sean las más importantes, en dependencia de cada niño unas funcionarán mejor que otras, incluso algunas que no recogemos aquí.
La primera sería leerle a tu hijo con toda la frecuencia que puedas, y como mínimo una vez al día. El momento de antes de ir a dormir, cómodamente en la cama, puede ser el preferido tanto por adultos como por los propios niños, pues les ayuda a calmarse y a conciliar el sueño.
Otra de las estrategias para conseguir que se interesen por la lectura es que se les haga partícipe en todo momento de los cuentos que les leemos, y esto se puede hacer incluso antes de que aprendan a leer por ellos mismos, haciéndoles preguntas acerca de lo que acabamos de leerles. Y es que uno de los grandes problemas es que nos encontramos a niños que leen con una gran fluidez, pero que no entienden lo que leen. De ahí la importancia también de los libros para entrenar la comprensión lectora de los que hablábamos con anterioridad.
Otro factor importante es dar ejemplo a nuestros hijos siendo buenos lectores, pues incluso a los niños a los que de pequeños le fascinen los libros se le notará que su motivación decrece cuando vean que nadie más lee en casa. Si no lees con regularidad, debes hacer un esfuerzo para que tus hijos vean que la actividad de leer es interesante y divertida.
Una buena estrategia cuando son pequeños es enseñarles las letras en entornos naturales, como esas letras de madera o eso imanes que se suelen poner en el frigorífico, pues no son pocos los niños que con este método empiezan a reconocer algunos nombres, como el suyo y el de sus hermanos, o palabras como papá, mamá, abuelo, abuela…
Otra cuestión importante es que los niños aprenden mejor cuando tienen muchos motivos para hacerlo, así que la mejor manera de aprender es mediante la práctica, y no tanto mediante la teoría. En este sentido, cualquier espacio es bueno para leer carteles, como en el médico o cuando vamos caminando por la calle o con las películas subtituladas.
EL aprendizaje de la lectura está relacionado con el interés, por eso es importante que los niños entiendan lo que leen. A partir de los 5 años, cuando son capaces de diferenciar entre lo real y lo imaginario, podemos empezar a clasificar los géneros de los libros: fantasía, ciencia ficción, historias basadas en hechos reales… Cuando el niño clasifica y se fija en estos detalles, debe prestar una mayor atención, por lo que la lectura será más activa por su parte y hará un esfuerzo mayor por captar detalles y relacionarlos con otros libros que haya leído con anterioridad.
Estas son algunas de las recomendaciones que hacen los expertos educares y pedagogos, pero seguro que de entre todas ellas o añadiendo alguna más, tú y tus hijos encontraréis el mejor camino a hacia el dominio y el placer de la lectura.