En los años previos a la crisis económica, España vivía una situación económica boyante, con bajos niveles de desempleo y unos salarios que permitían a muchas familias embarcarse en proyectos ambiciosos: hipotecas, vacaciones, vehículos…
Con la explosión de la burbuja inmobiliaria comprobamos lo que algunos ya advertían desde hace tiempo, ese crecimiento económico se estaba alimentando sobre un sector, el inmobiliario y la construcción, que finalmente cayó y no era tano estable como lanzaban las señales.
El acceso a un empleo duro pero bien remunerado, como era el de la construcción, sumado a la recepción masiva de inmigrantes que ocupaban esos puestos de trabajo que los españoles ya dejaban de lado (de algún modo), provocó que España viviera unos años de vino y rosas en lo que a la economía se refiere.
Sin embargo, una de las consecuencias de esta particular situación que vivió España, fue el abandono escolar por parte de miles de jóvenes. Desde que en el año 2000 el sector de la vivivenda comenzó a crecer desaforadamente, cada año se iniciaban una media de 600.000 casas, llegando al récord de 762.540 en 2006. Esto supuso una cifra mayor que el total de construcciones de Alemania, Italia, Francia y Reino Unido juntas, según datos del Ministerio de Fomento.
La llegada de la crisis, el paro y el reciclaje laboral
Con la explosión de la burbuja inmobiliaria se inició una de las crisis económicas más duras que ha vivido España en su historia. Esa crisis, afortunadamente ya superada, todavía muestra sus últimos coletazos, pues los índices de paro siguen siendo más altos con respecto al periodo anterior de bonanza económica y si a algo ha conducido la crisis económica y el periodo de recesión económica es una pérdida de calidad de los empleos en cuanto a salario y condiciones laborales.
Durante la crisis se promovió desde las instituciones y las administraciones una cultura del emprendimiento que ha tenido como resultado un cambio de mentalidad interesante, muchos españoles: por decisión propia o por necesidad, han probado en los últimos años emprender nuevos proyectos laborales, con mayor o menor éxito.
Y la otra gran apuesta fue la del reciclaje laboral. Millones de empleados que durante décadas habían tenido una fuente de ingresos más o menos estable se veían de un día para otro sin posibilidad de continuar con su empleo, de modo que se vieron obligados a reciclarse para adaptarse al nuevo mercado de trabajo.
Respecto al reciclaje y el mercado actual de trabajo, queda ya claro que ese empleo indefinido o esa trayectoria laboral asociada únicamente a un sector parece ya imposible de alcanzar. Las personas en edad activa laboral en la actualidad son cada vez más conscientes de que no van a encontrar un empleo que les ate de por vida, ni siquiera único al que agarrarse.
En esas situaciones, la clave para resultar competitivo y aspirar o encontrar un buen empleo sean cuales sean las circunstancias pasa por formarse de manera continua. Nadie garantiza que estudiando se va a encontrar un empleo, pero lo cierto es que contar con una buena formación sí abre las puertas del mercado laboral.
Según datos de la Encuesta de Población Activa, la tasa de paro entre las personas con estudios superiores se sitúa en el 8,67%, lo que supone casi siete puntos por debajo de la tasa general, que es del 15,28%.
Entre los españoles que no han estudiado, la tasa de desempleo es del 43,72%. En lo que se refiere a términos de ocupación, la tasa de empleo entre las personas con formación universitaria o Formación Profesional de grado superior es del 73,4%, frente al 49,8% de la tasa media de empleo para el conjunto de la población. Todos estos datos corresponden a la EPA del segundo trimestre del año 2018, hace ahora poco menos de un año.
Toda esta información que indican las estadísticas muestran que la formación continua y el reciclaje laboral son indispensables para resultar competitivos en el ámbito laboral. Estos dos aspectos son claves como tips para buscar un trabajo, pero hay muchos otros.
Recomendaciones a seguir para encontrar un buen empleo
La primera medida a seguir para encontrar un buen empleo es adquirir una buena formación, como venimos comentando. Los datos así lo indican y en este sentido cabe destacar el crecimiento que está teniendo la formación profesional (FP).
El último informe anual de Infoempleo y Adecco muestra que el 42,8% de las ofertas de empleo en España en 2018 exigían que el candidato tuviera estudios de FP, ya fueran de grado medio o superior. Es la primera vez en 22 años que las vacantes que exigen estudios de FP superan a las que piden títulos universitarios.
Los estudios de FP, fomentados por los planes del gobierno socialista para darle mayor nivel de prestigio, están diseñados para potenciar ese reciclaje continuo de los demandantes de empleo y persiguen esa idea de buscar siempre más conocimientos, que es otro de los consejos para mejorar la calidad del empleo.
No basta con tener un empleo, sino que es aconsejable aprovechar la disponibilidad para prepararse y obtener más conocimientos que mejoren el currículum vitae o la carta de presentación de cara a las empresas.
Otro aspecto fundamental que no hay que dejar de lado es la presencia en internet. SI hace años se insistía en la necesidad de conocer idiomas como acceso casi inmediato a un puesto de empleo, en la actualidad ocurre algo similar con el desarrollo de una marca personal.
A día de hoy internet es el principal canal de comunicación en el mundo, de modo que estar presente en internet: redes sociales, webs de búsqueda de empleo, blog personal… es imprescindible para aumentar las posibilidades de encontrar un empleo. Construir una marca personal en la red se ha convertido en una tendencia que aporta un gran valor como profesional.
Al desarrollar una marca personal se logra un cierto reconocimiento de experto en determinados nichos de mercado, lo que permite enviar mensajes únicos y diferenciados al del resto de candidatos.
No cabe duda de que la formación y una buena educación es fundamental para mejorar las opciones de encontrar empleo, pero este ha de ser un trabajo continuo, imparable, incesante.